jueves, febrero 05, 2009

DIÁLOGO Y CALIDAD DE LA DEMOCRACIA

Señor director:
Una de las caracteristicas de las sociedades democráticas modernas –y que permite distinguirla de régimenes de gobierno no auténticamente democráticos–, es que los desacuerdos sociales que plantea la vida en comunidad en situaciones de pluralismo social y cultural, deben ser resueltos mediante el diálogo, la deliberación pública y el intercambio racional de argumentos entre los diversos actores de nuestra sociedad: esta es la consecuencia necesaria que se sigue de entendernos libres e iguales en dignidad y derechos, como mandata la Constitución.
En estas condiciones, sólo se debe admitir como legítima la autoridad del mejor argumento, y en ningún caso, consideraciones irracionales fundadas en dogmas o intuiciones metafísicas que la modernidad ha relegado al ámbito de las creencias y lo privado.
De esta manera, cuestiones complejas como el aborto, la eutanasia, los matrimonios entre personas del mismo sexo, y tantos otros que producen profundos desacuerdos en nuestra sociedad, no deben quedar exentos apriorísticamente del debate público, especialmente en periodos eleccionarios. Pues si bien el Parlamento es la genuina institución para el desarrollo del debate democrático, no es el único, y son precisamente las elecciones el lugar de actualización de la soberanía popular, toda vez que participamos políticamente a través del voto eligiendo a quienes planteen razones que nos convenzan o representen. Así, si un candidato presidencial sugiere que está dispuesto a discutir temas como el aborto, no realiza compromiso alguno con alguna postura al respecto, sólo explicita su lealtad al sistema democrático.
En definitiva, independiente de la decisión final adoptada en cualquiera de estos temas conflictivos, lo trascendental para el sistema democrático es que como ciudadanos seamos lo suficientemente maduros y reflexivos para dialogar y debatir con argumentos racionales en un ambiente de intensas discrepancias; y no cerrarnos a reconocer en el que piensa distinto es alguien tan igual y libre como uno, es decir, no negarnos a dialogar con él.

Eduardo A. Chia. Ayudante de Derecho Constitucional. Universidad Andrés Bello.
Flavio Quezada Rodríguez. Ayudante de Derecho Constitucional. Universidad de Chile.