miércoles, febrero 28, 2007

Meritocracia y... ¿los perdedores?


Con la última publicación de Patricio Navia y su columna en La Tercera el mencionado autor vuelve a poner en tapete la "carrera abierta al talento" propugnada por los liberales decimonónicos. Aquellos postulados no parecen tener contrapeso en el debate público y se asumen como deseables y moralmente correctos sin excepciones ni precisiones.
Es evidente que ante un país donde la clase alta (genéticamente derechista) endogámica, casi incestuosa, como señalara Carlos Peña, no todos parten igual en dicha carrera abierta...unos parten de clínicas con cunitas de oro, otros lo hacen de hospitales públicos si es que alcanzan a agarrar camilla, y que durante su vida, si tienen apellidos vinosos podrán tener buenos trabajos y sus correspondientes buenas remuneraciones, ya que sus padres, madres, tios, primas, etc se preocuparán de asegurarle su lugar. Ese nepotismo privado evidente a todos, ante el cual nadie se escandaliza y que nadie fiscaliza también se presenta en el ámbito público y la clase política chilena, en su gran mayoría, no es más que una maraña de árboles genealógicos que llegan a las mismas raíces.
La forma de combatir aquello, que desde el liberalismo es abiertamente injusto, es ocupar como criterio distributivo la meritocracia... "que el más capaz reciba según dicha capacidad, que el más esforzado reciba según aquel esfuerzo".
Pero en un estado social de derecho, que todo socialista democrático debe propugnar, se debe defender la integración de todos...en toda carrera siempre hay perdedores y normalmente son los más. Aunque todos partan de la misma línea no todos llegarán a la meta...¿o es que los perdedores por el hecho de serlo son ciudadanos o personas de segunda clase?.
Se debe tener presente, por otra parte, que dicha carrera abierta al talento es expresión del libre desarrollo personal, de la dignidad humana...en definitiva, de un carácter esencial de la democracia. Aquello ni la derecha parece cuestionarlo (independientemente de lo que piensen, la opinión pública no permite visiones contrarias). Entonces...si ya existe consenso social en aquel punto ¿se debe poner tan fuertemente el acento en ello? ¿debe el socialismo democrático hacerlo su bandera?
Creo que si se debe ser tan crítico en defender la carrera abierta en el ámbito privado y público, de igual manera se debe impulsar un discurso en defensa de los perdedores, es decir, que jamás pierdan en aquellos ámbitos sociales fundamentales. Es decir, como expresaba el exPresidente Ricardo Lagos, elevar el piso desde el cual se le asegura dignidad a cada chileno y chilena, que en la línea de partida cada día se vigoricen más los derechos sociales fundamentales.
Aquello no debe mal entenderse como paternalismo o asistencialismo, si no como la verdadera expresión de avance material de nuestra sociedad, de su progreso. Al final de la meta se debe acoger a los perdedores: con igual derecho a la vivienda digna, la salud decente, la educación de calidad, etc. Es decir, no se debe entregar a la carrera abierta tales ámbitos fundamentales.
Sólo así puede haber una línea igual de partida, sólo así puede haber carrera abierta...y sólo así los perdedores son tan ciudadanos y personas como los ganadores.
La carrera no es total, no todo cabe dentro de ella y los derechos sociales fundamentales son expresión de aquello.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sensata columna, sin embargo quedo "con gusto a poco" pues existe el consenso de que todos debemos invariablemete partir de la misma linea de salida (en términos jurídicos sería algo como "derechos fundamentales"), a lo que puede responderse que efectivamente partimos en la misma linea, pero hay quienes en la carrera tienen un mejor equipo porque pudieron pagar por el; en palabras de Atria "todos tenemos derecho a dormir debajo del puente del Mapocho", pero menos dramático. Un ejemplo: conocemos las diferencias que existen entre la educacion "pagada" y la "subvencionada", siendo que todos tienen derecho a una enseñanza de calidad. Otro ejemplo: el transantiago mejora(rá) el sistema de transporte de la capital y reducira los niveles de contaminación, permitiendo que menos vehículos de transporte público circulen y en forma más ordenada. Quienes más están agradecidos del cambio son los automovilistas particulares.
Evidentemente no nos quedamos en el discurso de la "misma partida para todos" o el "piso seguro", ya que esa partida debe estar asegurada, por un lado, y por el otro convertirse en tal que no existan mayores diferenciaciones entre la utilización de mayores y mejores medios en la carrera; en otras palabras, que quienes dispongan de recursos extraordinarios y los utilicen a su favor, no marquen una brecha insalvable amparada en la igualdad de condiciones iniciales y la meritocracia. En el ejemplo, que la diferencia existente entre educacion pagada y subvencionada fuere solo de nombre; en el otro, que entre tomar el transporte publico y el automovil sean 10 minutos y el estacionamiento.
Todos estamos más o menos de acuerdo que los perdedores deben tener derecho a ciertos beneficios por su calidad de ciudadanos y de personas, luego ¿ampararías a un perdedor con mentalidad perdedora de la misma forma que lo harías con uno de mentalidad ganadora? me explico: el perdedor-perdedor nunca avanzará más en la carrera porque no quiere estar en la carrera, no le interesa competir. Sabe que tiene asegurada una base de subsistencia y se transforma en un parásito del sistema (nótese que no hago distinción de clases, ya que parto de la idea que es transversal a la sociedad). El perdedor-ganador es, a contrario sensu, un competidor que no se rinde frente a la derrota; sabe que tiene y puede llegar más lejos, intenta mejorar su estándar y el sistema. ¿No es acaso a lo que apuntamos, a mejorar nuestro estandar de vida y el de la sociedad en conjunto? Sería tema aparte ver el caso del ganador-perdedor y el ganador-ganador, aunque en el primer caso suena a filiocracia.
Patricio Navia, en su columna de la Tercera "la gran familia concertacionista" pone el foco en la asignacion de la beca Presidente de la República que, según éste, estaría siendo establecida de acuerdo a parámetros de privilegios políticos. Esto se suma a los casos de Chiledeportes, transantiago y otras denuncias de corrupcion estatal; en algun sentido parece que el oficialismo trata de equilibrar la balanza frente a los recursos privados que posee la coalicion, entrando a su juego y perjudicando a quienes con esfuerzo logran llegar más alto. Sin ir más lejos, puede verse las cartas al director y la editorial de La Tercera del viernes 2 de marzo del presente.
Desde esa perspectiva no me queda claro cual es tu posicion en el tema. Por mi parte, creo en el mérito como herramienta de progreso, siempre que sea acompañada por un estándar adecuado de seleccion, que no se base en parámetros monetarios o de apellido, y siempre que la diferencia entre tener que partir de la misma salida y poder partir de la misma salida sea la menor posible.

10:21 a. m.  

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