sábado, septiembre 10, 2005

Mis ojos no vinieron para morder olvido

Tantas han sido las heridas que han dejado en nuestros pueblos de América, tantas las contradicciones en las que han caido muchos, tantos que mancillaron la dignidad de nuestros pueblos, pero aun así seguimos siendo más y la historia sigue dando la razón dejando a la luz la verdad: Pinochet está donde siempre debió haber estado, su séquito más abandonado que nunca, y sus brazos políticos más repulsivos que antes. Por más que el presidente equivoque el rumbo adoptando la más errada política de derechos humanos que podría haber tomado, la historia seguirá en nuestras manos. Ante esto quiero compartir uno de mis poemas favoritos de Neruda, del mejor texto de historia y geografía de nuestra América, el cual cada 11 de septiembre asume un valor, una potencia que impregna a quien pasa por sus letras. En honor a cada uno de aquellos anónimos y no anónimos que entregaron sus vidas o su integridad por los mismo sueños que hoy nos deben seguir moviendo: Un Chile verdaderamente humano, este poema del vate que es mi humilde homenaje:


Tal vez, tal vez, el olvido sobre la tierra como una copa
Puede desarrollar el crecimiento y alimentar la vida
(puede ser), como el humus sombrío en el bosque.

Tal vez, tal vez el hombre como un herrero acude
A la brasa, a los golpes del hierro sobre el hierro,
Sin entrar en las ciegas ciudades del carbón,
Sin cerrar la mirada, precipitarse a bajo
En hundimientos, aguas, minerales, catástrofes.
Tal vez, pero mi plato es otro, mi alimento es distinto:
Mis ojos no vinieron para morder olvido:
Mis labios se abren sobre todo el tiempo, y todo el tiempo,
No sólo una parte del tiempo ha gastado mis manos.

Por eso te hablaré de estos dolores que quisiera apartar,
Te obligaré a vivir una vez más entre sus quemaduras,
No para detenernos como una estación, al partir,
Ni tampoco para golpear con la frente la tierra,
Ni para llenarnos el corazón con agua salada,
Sino para caminar conociendo, para tocar la rectitud
Con decisiones infinitamente cargadas de sentido,
Para que la severidad sea una condición de la alegría, para
Que así seamos invencibles.


Pablo Neruda.
La Arena Traicionada.
Canto General.


2 Comments:

Blogger Gabriela said...

Estimado:
No puedo estar menos de acuerdo contigo... no vinimos a morder olvido... no vinimos a hacer borrón y cuenta nueva para tranquilizar las conciencias de unos pocos. Vinimos a hacer lo que no quieren hacer nuestros hermanos chicos y lo que algunos de nuestros mayores no quieren asumir. Es aceptar que nos pasó lo que nos pasó como país - ojo, no digo tolerar, sino reconocer con todo lo bueno y todo lo malo que eso conlleva- es meter el dedo en la llaga lo que necesitamos, para que como país lleguemos alguna vez a la reconciliacion con la que tantos han soñado y con la que nos han hecho soñar a las nuevas generaciones.

Ir construyendo nuestra historia , que no es dejar que los hechos se fosilizen en libros llenos de polvo, sino que tomar lo que nos ha pasado y aprender de ello... darnos cuentas a nosotros mismos de nuestro pasado. Eso es lo que necesitamos.

Sigue así. Felicitaciones

10:45 p. m.  
Blogger Alex Figueroa F. said...

Gran poema y excelente comentario. Buen blog, con harto sentimiento socialista, se nota la tendencia.
Espero que te des una vuelta por mi blog.

Saludos

Alex.

1:52 a. m.  

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